La dibujante que ha sacado del armario a Robin: «Me han insultado y amenazado»

La ilustradora española detrás del Robin bisexual se llama Belén Ortega Hablamos con ella sobre la actual industria del cómic «El problema en el cómic está en que apenas hay creadoras»

Ella es Belén Ortega, de Granada, una de las pocas mujeres dibujantes de cómics que tenemos en España. A sus treinta y pocos años puede presumir de tener en su currículum a grandes compañías como Marvel o DC, aunque el género que verdaderamente la enganchó fue el manga japonés.
Con su primer libro, Hiwamari, ha ganado varios premios. A pesar del reconocimiento, ella misma reconoce una triste realidad y es que el cómic sigue siendo un mundo demasiado «testosterónico», donde cuando tocas los iconos, como Robin, un gran número de personas se te echan encima. Belén nos cuenta que desde que se supo que Robin iba a ser un personaje bisexual, no ha dejado de recibir mensajes de odio a través de las redes sociales.

«Por un lado, me ha sorprendido el rechazo, pero por otro he dicho: ‘si hay este rechazo con más razón tenemos que seguir dibujando este tipo de realidades'», apunta la ilustradora.

Hablamos con ella sobre cómo está en este momento la industria del tebeo, si es inclusiva o si se trata solo de otra estrategia de marketing más. ¿De nuevo se está aprovechando el capitalismo de una nueva tendencia? Belén nos desvela si el cómic sigue siendo tan masculino y purista como antes o si está avanzando y adaptándose a los nuevos consumidores.

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P: El test de Bechdel, también conocido como The rule, es un método para evaluar la brecha de género en las películas en general y, por extensión, en las series u otras producciones artísticas. Se menciona por primera vez en el cómic Unas lesbianas de cuidado, obra de Alison Bechdel. ¿Ha sido el cómic un género precursor en este sentido?

R: Bueno, habría que ver si antes de ese momento ya se había mencionado antes. Ya sabes que esto de la propiedad intelectual, eso de quién ha dicho qué y en qué momento, es complicado. Supongo que estará estudiado y se habrá confirmado que fue ella. Justamente ahora estamos un poco revolucionados por lo que ha dicho Casado en el Congreso de que el dinero que se iba a destinar para los jóvenes se lo iban a gastar en videojuegos y cómics, como si fuera algo negativo. Y ahora mismo estaba leyendo un artículo de una compañera, que se llama Carla Berrocal, que habla de lo ignorante y lo patán que resulta a estas alturas que se siga denostando el cómic porque al final es un medio precursor y artístico. En España seguimos con la cantinela de que el cómic es algo infantil, una pérdida de tiempo… Y a la vista está cuando vemos al presidente del principal partido de la oposición haciendo ese tipo de declaraciones que son de lo más antiguo y rancio que hay.

P: Para pasar el test de Bechdel tendrían que aparecer al menos dos personajes femeninos, manteniendo una conversación que no tenga como tema un hombre… ¿Esto es fácil de encontrar en el cómic actual? Porque en el cine desde luego no…

R: Yo creo que en general en las grandes obras comerciales que se crean es mucho más difícil encontrarlo. Luego si te vas al cine de autor, a otro tipo de obras más independientes o destinadas o un público más minoritario, encuentras cosas muchísimo más interesantes. Es la bandera que quieren tener muchas pelis de superhéroes, como Capitana Marvel o Wonder Woman, que aunque intentan abanderar el movimiento feminista en el fondo van a retranca de otras obras que lo han hecho mucho antes. En el tebeo, por ejemplo, lo que ha existido por norma son hombres autores creando para lectores hombres también. Pero no veo que aquí haya una falta de feminismo en la historia, sino quizá el problema está en que apenas hay mujeres creadoras. Por temática en el tebeo lo que predomina, por ser los dibujantes o los guionistas hombres, son las figuras masculinas en la historia porque es con lo que se identifican la mayoría de autores. En el cómic franco belga tengo a muchos compañeros que hacen por igual protagonistas hombres y mujeres y no toda la historia va alrededor de una relación romántica, sino que tocan muchos temas históricos y de divulgación.

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P: Muchas mujeres españolas se engancharon al manga de los 90 porque incluían muchos personajes femeninos (que en Japón era algo muy normal y en España no)…

R: En el medio que empecé fue el manga, que fue el género que a mí me atrapó. El mundo que nos atraía a las chicas del manga era el magical girls, el de mujeres que tienen poderes. O sea, lo más empoderante que te puedes imaginar para una chica de esa época. El amor romántico siempre estaba dentro de una historia que se cocinaba en los años 90, pero en el manga casi todo eran mujeres guerreras y en las que la historia giraba alrededor de ellas totalmente. Entonces podemos decir que el manga introdujo el feminismo en el cómic, porque en Japón desde los años 80 hay muchas autoras creando historias que han sido míticas y han traspasado fronteras. Sin ser un país demasiado avanzado en muchos aspectos, si que hay autoras creando historias por y para chicas.

P: ¿Sigue siendo necesario en España recurrir al manga?
R: El tema en España es que apenas hay industria. No tenemos una industria que cree un paradigma sobre lo que se hace en España o se deja de hacer, porque normalmente todo son licencias que se traen del extranjero. Entonces es difícil canonizar o decir el tipo de tebeo que se hace en España porque se hace demasiada poca producción española.

P: ¿Dirías que estás en un mundo de hombres?

R: En España lo que pasa es que se crea bastante ilustración, ahí tenemos el caso de Paula Bonet, que es una ilustradora muy conocida. Lo que comentan los editores es que notan que hay un sesgo entre hombres y mujeres en el terreno de la ilustración y del cómic. Ven que la ilustración tiene más dibujantes y consumidoras femeninas y el cómic al revés. Lo que pasa fuera de España, es que en el mercado franco belga existe una tradición de cómic muy clásica. Entonces, hay un sesgo grande porque en los salones hay autores que llevan desde los años 60/70 produciendo cómics. Pero claro, yo como autora iba a los salones en Francia y me encontraba con que era la única mujer y además la más joven. Ahí hay un salto generacional. La generación anterior a la mía, la de mi madre, eran mujeres que no pudieron desligarse de la casa y de los niños. Por lo que existe esa tradición masculina porque los hombres sí que pudieron dedicarse a hacer tebeos y a vivir de ello. Si no había mujeres era porque no las dejaron. Lo que abunda ahora, por ejemplo en el manga, son mujeres. Hay muchas creadoras que vienen arrastrando esta tendencia. Para las autoras que vengan de aquí a 20 años, nosotras seremos sus referentes. Algo que nosotras apenas tuvimos.

P: Me imagino que asusta llegar a un salón del cómic y ser la única mujer y la más joven.

R: (Se ríe) Un poco sí, porque entre los autores siempre hay alguno que te comenta: «Anda, mira chica joven y además no es fea.» Te dan ganas de decirle que no estás ahí para alegrarle la vista. Te sientes muy intimidada. Al final es un mundo tradicionalmente de hombres… Si nos ha costado incluso ir a un gimnasio, que era territorio testosterónico total, imagínate en esto.

P: ¿Dirías que cada vez hay más jóvenes consumidores de cómic?

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R: Lo que te dicen en los salones, por ejemplo, que es el baremo para calcular más o menos cómo funciona la industria, dicen que el manga y los videojuegos son lo que lo está petando entre los jóvenes. De hecho, la gente está diciendo: esto nos come terreno y hay que intentar competir con un medio que es el videojuego, que lo tiene todo. El cómic digamos que está más indefenso frente a ese tipo de entretenimiento. También lo que se busca es que se entienda que es un medio con el que tú puedes aprender. No es solamente para que el chaval se entretenga un rato, sino que se entienda que es un medio que canaliza la información y que sirve para otras muchas cosas. Es buscar un poco la supervivencia y admitir que los tiempos cambian y que hay que buscar un poco la manera de adaptarse a lo digital. En China hay una plataforma que crea cómics para una lectura totalmente vertical, en ordenador e incluso de manera interactiva el consumidor puede elegir que quiere que pase en la historia. Es una manera de adaptar el tebeo a cómo funcionan hoy en día las cosas.

P: ¿Se pide ahora más inclusión en las reuniones de DC o Marvel?

R: El tema de los superhéroes ya es un universo aparte. Los americanos son muy sensibles a la hora de tratar cualquier tema racial, de género y de todo. Estas empresas, para bien o para mal, se suman al carro de las tendencias. Lo que te decía antes, ellos quieren coger esa bandera, entonces van y te crean una Capitana Marvel. También te montan equipos femeninos de dirección, de arte, de guion… Por ejemplo Wonder Woman la directora fue una mujer. O sea que está todo muy calculado y si que se busca en temas creativos formar equipos enteros de mujeres. Vamos, que buscan esa visibilidad y darle el estilo femenino. No sé si a veces va un poco en contra, porque no sé si es algo forzado. De todas formas, creo que está muy bien lo de la discriminación positiva, pero también considero que tiene que estar bien hecho. No es bueno mirarlo siempre desde la perspectiva económica o de la rentabilidad, sino intentar hacer las cosas bien y con un buen guion.

P: ¿Se está utilizando esta inclusión de minorías como shock factor para aumentar las ventas?

R: Eso fue un poco lo que pasó con Robin cuando salió la noticia de que era bisexual. En el fondo lo que la mayor parte de la crítica decía era lo de: «Nos están intentando hacer tragar su película progre y todo eso.» En este caso no lo veo así en absoluto. Lo que están haciendo es adaptar los tebeos a la actualidad. El Superman de ahora no es el mismo que el del año 70, se ha tenido que adaptar porque sino se habría quedado en el camino. Esto pasa al adaptar la lectura a los jóvenes. En EEUU muchos jóvenes consumen cómics y eso se nota. A mí, por ejemplo, me ha escrito muchísima gente joven diciéndome: «gracias, porque he llorado con Robin.» Y ya ves tú, porque yo no tengo ningún mérito. Es decir, ni siquiera fue decisión mía. Es lo que se busca: que cualquier persona que pueda abrir un tebeo se pueda sentir identificado y reflejado. Eso lo que te hace es que te valida. Decir me incluyen, existo y por tanto entro dentro de la sociedad. Más allá de que también sea una estrategia de marketing, pero veo que hacen un gran favor a otros colectivos no mayoritarios. Ahí sí que veo un giro honesto en esta historia. Al final estamos hablando de derechos humanos que son básicos.

P: Primer Batman bisexual y la gente se sorprende cuando el cómic lleva años representando estas realidades… ¿Por qué crees que ocurre esto?

R: Creo que esto ocurre cuando tocas los iconos. Lo importante es que se toquen los iconos. Lo que decía mucha gente era: «A mí no me toquéis a Robin, os creáis un personaje de cero y lo hacéis gay o lo que queráis.» Si lo hiciésemos así, no le estaríamos dando la importancia que tiene. No lo estás metiendo en el flujo necesario para que las mentalidades cambien. Quedaría en algo muy relegado. Entonces no tendría el valor que tiene. Al final este tipo de cosas se hacen precisamente para hacer sentir a los grupos minoritarios parte de los clásicos en los que nunca han estado representados. Las ideas de los clásicos de Disney son muy rancios y hay que cambiar esos referentes.

P: El primer superhéroe homosexual salió en comic en 1979 pero no se mostraba de forma explícita, ¿ahora esto es mucho más directo, se muestra de forma más honesta?

R: Sí es lo que pasó con Robin, que por lo visto se había insinuado, pero no se había hecho una declaración pública. O por ejemplo el hijo de Superman que ha saltado ahora la noticia. La imagen que se ha compartido es la de él dándose un morreo con un chico. Eso es lo que se tiene que ver. No se tiene solo que insinuar.

P: El mensaje positivo es que tú cada vez tienes más encargos donde se tiene que ver, ¿no?

R: Sí, de hecho mi primera historia que se llama ‘Himawari’ (que es un manga), una parte de la historia habla del hermano de la protagonista que es homosexual y no es el debate del libro. A mí me pareció muy normal. Estaba ahí como un elemento más y no era el foco de nada. Ese es el objetivo que sea algo normal y no se cuestione. Por ejemplo, yo con lo de Robin ni lo pensé. No lo vi venir. A mí me pusieron que tenía una cita con un chico y yo no le di más vueltas. Cuando ya te sumerges en todo el universo que están viviendo en Estados Unidos con esto, ahí entiendes que la gente estaba ansiosa por ver al personaje como bisexual. Yo los primeros días no entendí la que se estaba liando con este tema.

P: Y ahora haciendo balance, ¿hay más crítica o apoyos?

R: Me da pena decir que veo mucho apoyo, pero también muchísimo rechazo. Llevo dos meses recibiendo mensajes y mucho odio desde entonces. Me han amenazado, me han insultado. Hay misoginia… Uno me decía: «Por eso las mujeres no deberíais dibujar cómics.» Menos mal que no me lo tomo como algo personal. Yo lo veo desde la lejanía, pero con tristeza. Por un lado, me ha sorprendido el rechazo, pero por otro he dicho: si hay este rechazo con más razón tenemos que seguir dibujando este tipo de realidades. Al final, las redes sociales son un mundo en el que todo se magnifica. Estoy segura de que voy a cualquier convención en EEUU y nadie me va a venir a tirar tomates a la cara. He visto un gran rechazo y me ha apenado. Somos la diana, la diferente… Es una marginación tal que aún me sorprendo con la gente que diga que no se nos margina por ser mujeres cuando es algo tan evidente.
Fuente: RTV