Entrevista a Fabricio Salvatore, dibujante, escritor e historietista. Nos muestra Kaspar Hauser, su última obra

Fabricio, gracias por recibirnos en forma virtual!

No puedo dejar de pensar en el origen de los apellidos, y ver un «Salvatore» no es poca cosa. Hace años leía sobre la pulseada entre Génova y Venecia por el origen. ¿Queras contarnos un poco de tu origen familiar?

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¡Yo también soy un aficionado de la onomástica! La verdad desconocía la pulseada. Sé que mis tatarabuelos vienen de Pescara y Campobasso, dos pueblos chicos al este de Roma. Tengo entendido que en esa franja entre Roma y Nápoles está la mayoría de los Salvatore. Yo estudié italiano varios años y lo hablo solo cuando estoy ebrio y me enojo. Más allá de mi italofilia, mis abuelos y mi viejo nacieron en San Luis, yo nací porteño.

¿Viajaste alguna vez a Italia?

Viajé con mi viejo en el 2016, anduve por Roma y Florencia, me derritió la cabeza visitar tantos museos.

¿Cómo es tu vida fuera del artista que conocemos? 

Actualmente trabajo como acompañante terapéutico escolar, no te puedo contar mucho porque firmé un contrato de confidencialidad, pero te puedo decir que es muy gratificante tener un trabajo que se basa en ayudar al otro y no un laburo que implique llenarle el bolsillo a un jefe. Me gusta mucho jugar y narrar juegos de rol. De 2013 a 2017 tocaba el bajo en una banda, sacamos dos discos que están en Spotify. Por si la quieren chusmear, la banda se llamaba Shunt. Tengo una gata que se llama Radicheta y la cuido como si fuera mi hija. Es un personaje recurrente en mi Instagram y es más famosa que yo.

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Claramente se ve una influencia no solo de hobby por el dibujo y el arte, sino algo más profesional ¿estudiaste?

Estoy a meses de recibirme como Licenciado en artes visuales en la UNA. Entré a la facultad con la idea de pintar cuadros y me estoy yendo con la idea de dibujar historietas el resto de mi vida. También empecé tímidamente a cursar en el profesorado de la UNA. Especulo que siempre voy a estar estudiando algo distinto hasta que me muera.

Partiendo de estos sueños de artista ¿Dónde te veías de niño con respecto al arte?

Voy a tirar una declaración muy polémica seguida de una anécdota corta; Pese a que hoy sea un personaje deleznable, parte de mi vocación se la debo a Nik. Yo no tenía padres progres que me hacían leer Mafalda, cuando tenía 8 años yo pedía Gaturros y me los compraban. Recuerdo que fui a una feria del libro a que Nik me firme una historieta y le llevé un dibujo de una tira de Gaturro hecha por mí. La tira consistía en que Gaturro era un vendedor de bienes raíces, iba abriendo puertas y mostrándole departamentos a una pareja. En un momento abren una puerta que era selvática y tenía un monito en una liana. El remate, por supuesto, es que se trataba de un mono-ambiente.

A causa de algún delirio, atrás del dibujo le anoté mi nombre, apellido y número telefónico. Meses después, llama a mi casa la secretaria de Nik diciendo que mi tira iba a salir publicada en la revista La Nación en una edición especial del día del niño. Es algo surreal para un niño ver su dibujo impreso en una revista, lo hace sentir importante. Hernan Casciari tiene una anécdota muy parecida con un chiste que le envía a la revista Humi.

Sin embargo dibujar en mi infancia y adolescencia era un hobby para entretenerme en las clases de matemática y solo consideré estudiar arte “seriamente” cuando opté por una carrera universitaria.

¿Que autores son los que te marcaron en la vida? ¿Tuviste algún mentor en el cole o en la universidad?

Recién te mencioné un mentor medio horrendo, ahora te puedo contar de los buenos mentores. En mi adolesencia tuve en general docentes muy inspiradores, paradójicamente, nunca tuve clases de plástica en el secundario. Estudié en el PIO IX en Almagro. Luego en la Universidad conocí profesores excelentes que por suerte me exigieron un montón. El más influyente es el Capitán Manu, quien me enseñó todo lo que sé sobre hacer historietas y sobre no terminar siendo como Nik.

Y ¿Cómo nació la idea de darle forma más profesional al tema?

Yo fui un caso medio estereotípico del pibe que quería estudiar filología porque leyó a Tolkien, pero terminé estudiando arte porque no había encontrado la carrera específica de «Filólogo». También tenía ganas de estudiar filosofía porque era un snob odioso que leía Nietzsche a los diecisiete y se lo hacía saber a todo el mundo. Terminé estudiando arte porque me parecía más satisfactorio estudiar algo donde puedas hacer cosas tangibles.

¿Con que técnicas te sentís más cómodo?

Me gusta más que nada usar técnicas con las que no estoy familiarizado, admiro por ejemplo que Diego Parés pueda tener estilos tan diferentes. No me gustaría que ninguna otra historieta que haga se parezca en estilo a la anterior. Igual también admiro a la gente que puede mantener un mismo estilo coherentemente toda su vida, yo no podría porque me gusta incomodarme.

¿Expusiste alguna vez tus obras?

Fuera del ámbito académico nunca expuse en ningún lado, cuando entré a la facultad me desencanté muy rápido de la pintura de caballete. Opté por algo más popular, donde se puedan contar historias y donde la reproductibilidad no sea un problema. En la historieta me siento muy cómodo.

Vi que en tu instagram es recurrente La casa de hojas de Danielewski, hablame un poco de esa manera de narrar interesante que planteas y de donde surge. Vi que hasta el autor se interesó!

Cuando vi que Danielewski le dio Like y comentó mis publicaciones, casi me da un infarto. Todavía guardo en mi pc la captura de pantalla del Like. La casa de hojas es mi libro favorito, algún día me querría tatuar la espiral de la portada. Es un libro que me destruyó la cabeza, que me hizo pasar miedo enserio. Ese libro y mi gata suelen ser la respuesta a la pregunta “Si se prende fuego tu casa ¿Qué rescatarías antes de salir?” Cuando el libro es un dispositivo tan familiar que se mantuvo más o menos igual durante 600 años, que un autor venga y te rompa de esa manera algo tan sobrentendido como el formato-dispositivo de un libro es algo inexplicable de transmitirle a otro.

Recomiendo a cualquier persona que esté leyendo esto que lea “La casa de hojas” porque le va a cambiar la vida. Yo no quiero contar mucho sobre la historia porque si no este párrafo va a ser infinito. Solo les digo que si lo van a leer, es obligatorio que lo consigan en formato físico, cuando tengan el libro en sus manos entenderán por qué.

¿Realizaste alguna otra obra de este tipo fuera de las redes?

Además de las historietas me fascina mucho hacer libros de artista y arte en Pop-up. Por lo general, todo lo que hice estos años y que considero potable, está subido en Instagram. Cada tanto me sube la vara de la exigencia, veo publicaciones viejas y las borro porque me dan vergüenza ajena de mí mismo.

Batman, algunos de los bocetos que conocí viendo tus trabajos ¿Cómo es tu relación con el cómic de superhéroes?

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La verdad es que de chico nunca leía cómics de superhéroes. Pero si jugaba los videojuegos y miraba las películas. Me gustaba más la figura del anti-héroe, el que se hacía el malo pero era bueno. Punisher, Ghost Rider, Daredevil, Batman.

Después cuando crecés y ves que pintan el logo de Punisher en los tanques de guerra yanquis en Irak y en los patrulleros de policía durante las protestas raciales, de repente te deja de copar tanto el Punisher. Cuando el chavo del ocho te enseña que “la venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena” se desencanta un poco Ghost Rider y cuando aprendés sobre la consciencia de clase y ves que Batman faja delincuentes en vez de redistribuir la riqueza dejás de tenerle tanta estima. Algo queda igual, Daredevil me sigue copando mucho. Caerse y volver a levantarse, malabarear un oficio y una pasión, luchar con demonios internos. Aparte los trajes de todos los que mencioné están buenísimos.

Esto que voy a decir es medio una generalización, pero yo veo muchas cuestiones satíricas en esos personajes que se pierden en el camino. Y cuando el elemento satírico se pierde, lo termina cooptando gente muy extremista y lo usa de bandera. Con Judge Dredd pasa algo parecido. Me recuerda la frase “Dios me salve de mis discípulos”.

A los 18 volví al género porque un amigo me regaló para mi cumpleaños un tomo de Deadpool vs X-Force. Fue cuando Deadpool se puso muy de moda un par de años antes de que salga la película. Tengo casi todo lo que salió de Deadpool, desde el primer run de Liefeld y Nicieza hasta lo que sacó Ovni. Me gusta que sea un Don Quijote de la historieta. Lo que no muestra las películas, es como Deadpool a lo largo de su vida sufre mucho y se equivoca todo el tiempo. Igual que Daredevil se basa mucho en caerse y volver a levantarse.

¿Que tipo de cómic te atrae fuera de los super? ¿Autores? ¿Dibujantes? Contame un poco. (Podemos desarrollar bastante).

Después de que me regalaron ese tomo de Deadpool, me empecé a interiorizar en la historieta como dispositivo. Me leí Watchmen y dije “Ok, quiero hacer esto el resto de mi vida”. Y me leí muchas cosas de Moore.

alt=»alan-moore-pencil-rid» width=»150″ height=»150″ />Pero me fui mucho más para el lado de lo nacional e independiente. Soy fanático de todo lo que podés comprar en la feria de Dibujadxs. Los trazos crudos y pincelados de Mariano Taibo y el Capitán Manu me fascinaron cuando los vi por primera vez. Admiro la prolijidad de Lucas Varela y Minaverry. Lo prolífico y detallista de Quique Alcatena y Sole Otero. Lo genuino y potente en Paula Suko y Julia Mamone. El punk crudo y sin vaselina de Podestá y Mantrul. El humor descostillante de Pedro Mancini y Nahuel Romero. Soy fanático de todxs.

Y puedo nombrar hasta el infinito, pero algo que tienen en común todos esos autores es que se nota el amor en las páginas. Acá nadie hace historieta para hacerse millonario, así que el amor por lo que haces es casi inevitable si vas a publicar lo que sea. También es invaluable poder decir que crucé al menos algunas palabras con todos los autores que te nombré. Creo que es más sano en la vida poder admirar gente que tengas cerca.

Yendo puntualmente a tu obra, contanos sobre Mapa de Babel que es me pareció super interesante.

Como filólogo frustrado, el lenguaje y la semiótica me fascinan mucho. Mi fanatismo por La casa de hojas también deja ver un poco de eso. Básicamente todo lo “borgeano” me atrae. Los idiomas, los mapas, lo geométrico, lo ancestral, lo enigmático. También creo que es muy sano cada tanto cortar a Borges con un chorro de Fontanarrosa, o bien con Mantrul, porque en la vida no todo tiene que ser tan solemne.

 

128076389_3855376211139802_459903344279304924_nMapa de Babel otra de las Obras del artista

Mapa de Babel es un libro de artista basado en el cuento “La biblioteca de babel” Es un libro/mapa que revela las coordenadas de mítica biblioteca sobre la que Borges escribe. Tiene un sistema de puzzles que se descifran con pequeñas lupas de filtro rojo y cian. Creo que si se prende fuego mi casa, cuando salgo de ahí con mi gata y La casa de hojas a salvo, vuelvo a entrar al incendio para rescatar ese libro.

Vi que algunos trabajos los realizas en digital. ¿Cómo te sentís con ese cambio grande que dio lo digital? y que tenés para decirnos a los románticos del lápiz.

Como dije antes, me gusta ponerme en lugares incómodos, todavía le estoy agarrando la mano a lo digital pero la verdad me gusta mucho. A los románticos del lápiz les puedo decir que no se hagan falsas dicotomías, que todo medio es válido. Sobre todo si la narración va de la mano con la técnica. Lautaro Fiszman hace pinturas al óleo desgarradoras en “Barro y Sangre”. Y Nahuel Sagárnaga logra unos trazos en digital super expresivos en “Corré, Wachin!” Todo lo que sirva al mensaje es válido y nada se va a extinguir.

Vamos al plato principal! Kaspar Hauser. ¿Cuándo leíste por primera vez sobre el caso? Supongo que conoces y viste la famosa obra de Werner Herzog.

Me mencionaron el caso por primera vez en una clase de semiótica en la facultad. Lo pusieron como ejemplo de fallas en el lenguaje. Cuando llegué a casa me vi la película de Herzog y lloré como un crío. Intento no ver más de una o dos películas al año de Herzog porque no las quiero agotar, pero el nivel de humanidad que maneja ese director es tremendo. Hacerte acordar que sos un ser humano es fundamental para cualquier obra de arte.

¿Qué parte de ese huérfano de Europa crees que forma parte de nuestra vida?

¡Uf! Creo que algo que todos compartimos con Kaspar es como de chicos nos hacíamos preguntas por todo. Y como al mismo tiempo ciertas preguntas nacidas de la inocencia podían hacer que algunas personas se cayeran de culo en su propia realidad. “¿Mamá, por qué ese señor está durmiendo en la calle? ¿Papá, por qué hay guerras en el mundo?” Creo que después crecemos y nos hacemos los tarados, pero ese momento que es mezcla de bondad y pragmatismo me parece que es algo que todos tuvimos y a muchos se nos va erosionando. Kaspar nos recuerda un poco eso.

Por otro lado muchos de nosotros podemos sentirnos alienados cuando nos sentimos desentendidos de alguna costumbre social sin necesariamente ser niños. “¿Qué es eso de celebrar un cumpleaños? ¿Por qué enterramos a los muertos? ¿Por qué usamos ropa? ¿Por qué la gente se casa? ¿Por qué decimos salud si alguien estornuda? ¿Por qué no nos comemos vivos a los millonarios?”

Es como cuando repetís en voz alta una palabra muchas veces seguidas y de repente la palabra pierde total sentido y solo te parece una combinación aleatoria de sonidos. Kaspar es eso pero con costumbres sociales. Yo sé que las preguntas que planteé tienen sus respuestas interesantísimas, pero me quiero referir a esos momentos donde nos podemos sentir desapegados totalmente de algo que para muchos es natural. Ahora Imagináte que Kaspar hace eso con todas y cada una de las cosas con las que se encuentra en el mundo. Vivir así debe haber sido terriblemente tortuoso, ni hablar de las cuestiones físicas; Fotofobia, atrofia muscular, hipersensibilidad olfativa y sónica. Lo que le pasó a Kaspar es un horror, pero su historia nos puede servir para recordarnos nuestra propia humanidad.

¿Qué te hizo elegir esta obra?

Como dije, el lenguaje y la semiótica me apasionan. Podemos dividir al lenguaje en dos tipos, el lenguaje proposicional y el lenguaje emotivo. Para no irnos por las ramas vamos a simplificar diciendo que el lenguaje proposicional es el que emitimos los humanos, donde las palabras que usamos tienen significado. En cambio el lenguaje emotivo es más propio del reino animal, un ladrido por ejemplo emite una señal pero no un significado. Un perro se comunica de otra forma que no es a través del sistema significado/significante convencional.

Cuando Kaspar es encontrado apenas puede decir dos palabras, “Caballo” y “Jinete”. Sin embargo, no tardamos en darnos cuenta que estas palabras no poseen una carga simbólica, Kaspar las repite como un ladrido, se produce aquí en quienes lo encuentran una confusión entre un lenguaje que aparenta proposicional pero es en fondo emotivo. Un efecto parecido al que nos provoca la ilusión de un loro al ser capaz de repetir palabras y frases enteras, pero sin poder dotar esta comunicación de significado. Kaspar podía imitar fonéticamente las palabras que escuchaba, pero tardó mucho tiempo en desarrollar los procesos cognitivos necesarios para poder cargar de significado las palabras que decía. Sabemos que en un principio, Hauser le asignaba una sola palabra a muchos fenómenos distintos (todo era “caballo”) y con el tiempo pudo refinar sus separaciones semánticas (diferenciar “caballo” de “niño” por ejemplo).

Más allá de esta nerdeada, esa “zona gris” de la condición humana en la que se encontró Kaspar me pareció fascinante. Creo que incluso se acerca un poco a la respuesta de ¿Qué hace que el humano sea humano y no otra cosa?
Creo que la sensibilidad de un pibe que no quería nada malo para nadie, pero que resulta víctima de un crimen tan atroz sin respuesta ni razón aparente genera sentimientos que salen muy de adentro y que merecen difusión.

¿Tenés colaboradores o trabajas al 100% solo?

Cuando a Alan Moore le hacen la trilladísima pregunta ¿Qué consejo le darías a los que se quieren iniciar en la historieta? Él responde “prepárate para pasar la mayor parte de tu vida solo frente a un tablero”.

Me parece el consejo más choto que podés seguir en tu vida. Hacer historieta autogestiva es no sentirte solo un minuto de tu vida. Estás todo el tiempo compartiendo páginas, pidiendo opiniones, buscando consejos, observando reacciones, pidiendo referencias. El Capitán Manu supervisó de cerca gran parte del proceso, me corrigió páginas y me enseño como plantear las cosas para que narrativamente sean un poco más interesantes.

Mis amigos colaboraron motivándome y preguntándome todas las semanas durante tres años ¿Y loco, cuando terminás la historieta?

Mi novia es diseñadora gráfica y me ayudó con el maquetado y la portada del libro, sin ella la edición no habría tenido ni de casualidad un acabado tan profesional y prolijo. Mi deuda con ella y con todos es infinita. ¿Con qué divisa le pagás a la gente que te ayuda a cumplir tu sueño?

De paso agrego; Los dibujos de la portada son todos dibujos originales hechos por el mismo Kaspar Hauser. Cuando los encontré mientras me documentaba no lo podía creer, se me ocurrió para la portada hacer un collage con esos dibujos. Lo terminó haciendo mi novia porque lo que había hecho yo era medio espantoso.

Puede que yo haya hecho la adaptación del guión, los lápices, las tintas, el rotulado, pero hubo mucha gente en el medio que me ayudó con cosas que van más allá del dibujo.

¿Cómo es ser un artista y editor independiente?

Es el primer libro que hago, la verdad está buenísimo. Nadie te dice qué o cómo dibujar, sos dueño de las cosas que dibujas y tenés un trato directo con todos tus lectores. El desafío este año fue publicar en el contexto de cuarentena, me hubiera gustado hacer un evento presencial el día de la publicación pero no se pudo. Tal vez en 2021 haga un evento igual, para sacarme las ganas.

Veo a Cantona en mi libro autografiado pateando nazis (hasta diría que son de Núremberg jaja) y no dejo de pensar en lo valioso que es el arte personalizado. ¿Cómo te fue con la preventa y con la iniciativa de unas líneas de regalo a tus lectores?

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Dedicatoria con dibujo incluido. Eric Cantona emulado en la famosa patada del 25 de enero de 1995 en Selhurst Park (estadio del Crystal Palace) sobre un aficionado que lo insultó, en este caso sobre Adolf Hitler.

La preventa fue un éxito, laburé un montón pero fue divertidísimo. Llegué a hacer 100 dibujos en un día. El tema de lo personalizado viene con el combo de ser independiente y autogestivo. Yo como artista que recién arranca tengo que ofrecer un extra que te motive a comprar mi historieta, incluso si no sos de leer historietas ¿A quién no le gustaría un dibujito personalizado? Además el libro en preventa se entregaba en sobre de papel madera con sello de lacre. Creo que ese cuidado curatorial viene mucho del palo de la UNA, donde siempre resaltan que no te quedes sólo con la obra, sino que seas meticuloso con la forma en la que la presentás.

¿Qué proyectos futuros tenés en vista?

Por suerte un montón y por suerte ninguno se va a parecer en nada a Kaspar Hauser. Quiero hacer una historieta medieval que hable del insomnio. Una historieta cyberpunk de rusos que se cagan a piñas. Quiero hacer una historieta bélica con carbonillas. Quiero hacer una historieta de vampiros con mi propia sangre. Quiero hacer una tira semanal donde Sergio Denis se pudo despertar y alguien le tiene que contar todo lo que pasó en 2020.

Me queda toda una vida para dibujar todo esto así que me tengo que apurar.

Contale a los lectores donde te pueden contactar!

Donde más activo soy es en Instagram, me encuentran como @fabricioposting. A Facebook solo entro si tengo que preguntar algo en el grupo de la facultad. Mi libro me lo pueden comprar a mí, o lo pueden conseguir en varias comiquerías; Punc, Fans Choice, Hotel de las ideas, Fábrica de historietas, Sector 2814 y Hocus Pocus. Más adelante me gustaría federalizarme un poco y hacer llegar ejemplares fuera de CABA. ¡Denme tiempo!

Te vuelvo a agradecer por brindarnos esta excelente entrevista!