¿Nicholson, Ledger, Leto, Phoenix? No, el gran Cesar Romero! Quien construyo un personaje a partir de comics y a mi entender con la famosa pelicula «El hombre que ríe».
Pueden verla en el siguiente enlace: aquí
The man who laughs (El hombre que ríe, 1928), del director Paul Leni estaba basada en la novela homónima de Víctor Hugo.
Además de la gran calidad de la película, se sabe que Gwynplaine, personaje principal de ésta, fue la principal inspiración para que en 1940, Bob Kane y Bill Finger le hicieran algunas cuantas modificaciones (aunque prácticamente mínimas) a su diseño y crear así a uno de los villanos más célebres en la historia y archienemigo de Batman: el Joker. De esta manera, el actor Conrad Veidt se convirtió en la base para crear al Príncipe payaso del crimen, legando así su eterna sonrisa a un personaje totalmente loco, perverso y sádico.
Sin embargo, cabe mencionar que ambos personajes representan extremos contrarios, pues mientras Gwynplaine es un hombre inofensivo, incluso tierno y por demás bondadoso, el Joker es un despiadado psicópata con un gusto extremo por la violencia. Además, ambos hombres son el ejemplo perfecto de que, en muchas ocasiones, la sonrisa no es más que una máscara -permanente en el caso de ambos- bajo la cual se puede esconder desde la locura más desenfrenada hasta la desgracia más injusta.
Asimismo, otro punto en el que se unen Gwynplaine y Joker, es que ninguno de los dos está exento de ser objetos de deseo y amor, aunque al igual que en el caso anterior, mientras el primero se encuentra en los límites del amor inocente, el segundo lo está en el amor perverso. No obstante, en ambos casos el ser amados es sinónimo de desgracia para las demás personas a su alrededor.
Así, tenemos que mientras Gwynplaine es amado por Dea, dicho sentimiento representa una desgracia para los dos, pues el amor que se tienen más que una fortaleza pareciera ser una maldición, ya que si bien su cariño es sincero, es este sentimiento el que los hace pasar sus más grandes desgracias. Por otro lado, el Joker pareciera hacer del amor un arma más, ya que éste, al saberse amado por el personaje de Harley Quinn, usa este sentimiento para aprovecharse de ella cada vez que puede, después de todo, sabe que sin importar el dolor que le cause, ella “siempre” regresará a su lado.
Como vemos, tanto Gwynplaine como el Joker están fundidos en el metal de la misma moneda y representan las dos caras de ésta, con la diferencia de que mientras una de ellas sonríe con tristeza, la otra lo hace con malignidad y locura.
Por último y como dato curioso, es importante recalcar que en honor a esta película, en 2005 los realizadores Ed Brubaker y Doug Mahnke escribieron Batman: the man who laughs, una novela gráfica cuya portada homenajea a la emblemática figura de Conrad Veidt como Gwynplaine.