El actor que personificó a Harry Potter en sus 8 películas, Daniel Radcliffe, dio a conocer hace unos años que sufre de una enfermedad llamada dispraxia. A continuación, te contamos en qué consiste.
Este mal es una condición cerebral que dificulta planear y coordinar movimientos físicos, como mantener la postura o el equilibrio.
Además, en algunos casos, la dispraxia puede afectar funciones de la motricidad más fina, como atarse los cordones o escribir con claridad. Esto no significa, señalan los especialistas, que quienes la sufren sean menos inteligentes o débiles muscularmente.
La dispraxia puede ser dividida en cuatro tipos distintos, que afectan diferentes tipos de movimientos.
Quienes sufren del tipo ideomotora tienen dificultades para completar tareas motoras de un paso, como peinarse o mover la mano para saludar o despedirse.
La ideatoria, en cambio, afecta a las personas cuando intentan realizar secuencias de movimientos, como tender la cama. En tanto, el tipo oromotora dificulta la coordinación de movimientos musculares necesarios para pronunciar palabras. Los niños con dispraxia puede que no articulen bien al hablar y se les dificulte hacerse entender.
Por último, está la dispraxia de tipo constructivo, que complejiza la tarea de entender las relaciones espaciales. Quienes la sufren pueden tener dificultad copiando formas geométricas o usar bloques de construcción.
Los consejos de Daniel
En 2008, cuando confesó padecer este síndrome, el protagonista de Harry Potter se mostró de ejemplo al decir que no es un impedimento para avanzar en la vida.
“A mí nunca me detuvo; y algunas de las personas más inteligentes que conozco tienen discapacidades de aprendizaje. El hecho de que algunas cosas nos resulten más difíciles solo nos hará que seamos más determinados, que nos esforcemos más y que seamos más imaginativo para encontrar soluciones a los problemas”, sostuvo el actor.