Con el álbum Dago – Hecho en Paraguay, guionistas y dibujantes paraguayos rinden tributo a quien es considerado el escritor paraguayo más leído de todos los tiempos, a nivel universal.
Robin Wood vive retirado en Encarnación. Una enfermedad le impide seguir escribiendo.
Sin lugar a dudas, Robin Wood hizo escuela, dejó huellas, hizo camino. De otro modo no se explica que hoy tengamos en nuestras manos un álbum ilustrado a todo color, de excelente calidad en todo sentido, con seis historietas de Dago, de cosecha totalmente paraguaya.
Sus seis historietas, cada una más vibrante que la otra, constituyen evidencias de que el Maestro –el gran Robin Wood– echó buena semilla y generó no solo lectores apasionados, sino discípulos y seguidores. Los guionistas y dibujantes de este material, nada tienen que envidiar a los mejores del cómic en todo el mundo, y rinden honor de la mejor manera a su mentor, al mago de las historietas, al paraguayo más leído de todos los tiempos, cuyo legado inconmensurable no puede quedar relegado al olvido; y de ello se ocupan los escritores y dibujantes paraguayos que han creado nuevas aventuras del famoso Dago en tierras americanas.
Quien concibió en su mente a Dago (y a Nippur, Dax, Pepe Sanchez, Dennis Martín, Mi Novia y Yo, Savaresse… entre tantísimos otros personajes de famosas historietas) es un paraguayo nacido en Ca’azapa en 1944, en un rincón donde creció sin agua corriente y sin electricidad. Se escolarizó solo hasta el quinto grado, pero lo que vivió fuera de la escuela marcó el sentido de su vida: Fue un insaciable lector.
Decía de sí mismo, en algunas de las tantas entrevistas: “Solo estudié hasta quinto grado de primaria, pero a los ocho años leía a Faulkner, Simone de Beauvoir, Hemingway… En la selva me aprendí de memoria el Romancero Gitano de García Lorca y otros libros. Tengo una memoria monstruosa, aunque selectiva”.
Es, sin duda, un genio que no fue aplastado por la condición adversa de su entorno y posee la mirada de un gran lector cuya luz permite verlo todo. De paso, su historia de vida nos demuestra el inmenso valor de la lectura; sus efectos siempre sorprenden cuando es hecha por placer.
UN ESCRITOR EN RETIRO
Robin Wood hoy vive en Encarnación, en su casa rodeada de vegetación y buenos recuerdos, al lado de Graciela, su amada compañera. Está viviendo una etapa nueva en la que una enfermedad neurológica le obliga a dar una pausa a esa creatividad que durante años fluyó sin cesar, creando historias maravillosas que deleitaron a generaciones enteras y que a más de uno –como es mi caso– ha conducido hacia el amor a la lectura.
El merecido homenaje a Robin se cristaliza magníficamente con la última de las seis historietas, “Libertad”, en la cual, con un extraordinario guion de Roberto Goiriz –dibujado por él–, el autor se despide simbólicamente de su propia faceta creativa, y deja libre a Dago, una de sus creaciones más famosas después de Nippur, para que tome vuelo propio, mientras él se dedicará a descansar su mente agitada y agotada. Y Dago, libre ya, recala en la imaginación fértil de creadores paraguayos, en las manos habilidosas de asombrosos dibujantes.
También sorprende ver de qué modo una historieta que relata el origen de su nombre, “Dago”, –escrita y dibujada por Kike Olmedo– solo tiene una página de diálogos entre las seis creadas, porque las demás series de acciones dibujadas hablan por sí solas. Cada cuadro, cada viñeta con sus dibujos y colores relata explícitamente lo que va ocurriendo, hasta desencadenar en su “bautizo”, en medio de un barco en el que queda esclavizado. Esta historieta es un clarísimo ejemplo de la conjunción de imagen y mensaje, porque la historia comienza y avanza con dibujos… ¡sin una sola palabra hasta llegar al final, pero con el mensaje muy transparente!
Dago, narra el pasar de un noble veneciano venido a menos, ubicado históricamente en el Renacimiento, vendido como esclavo y convertido en espadachín justiciero. De este personaje de Robin se enamoró nada más y nada menos que Umberto Eco, quien alguna vez dijo “Dago me apasiona muchísimo”, y fue amigo cercano de su creador, con quien compartía largas jornadas de vino y conversación. Sin duda, los dos genios compatibilizaron y disfrutaron de su mutua compañía porque tenían algo en común: Una gran capacidad de creación literaria.
En mis tiempos de juventud, al leer Dago, jamás imaginé que su vida aventurera lo haría encontrarse con Anahi, la indiecita guaraní sacrificada en las hogueras, y con la india Juliana, la rebelde que mató a su marido español y se levantó contra el sistema de esclavitud impuesto a las mujeres indígenas, y a los nativos en general, en tiempos de la Colonia. Y, sin embargo, la magia ocurre. La india Juliana y Dago cruzan sus vidas, y en esa historieta creada por Andrés Colmán Gutiérrrez y dibujada por ADAM, se mezclan historia y literatura, porque lo que sucede, si bien tiene cimiento en datos históricos reales, desborda de creación literaria.
LEGADO LITERARIO
El álbum me remonta a los tiempos de mi adolescencia y juventud, donde los intercambios de revistas de historietas de Robin en mi barrio eran lo máximo. Muchos de los de mi generación tuvimos el privilegio de viajar en el tiempo y en el espacio a través de sus personajes, de sentir el valor y el coraje, el miedo, la angustia, el amor a través de cada una de sus creaciones, lo cual contribuyó muchísimo a desarrollar el hábito de la lectura, a desplegar la imaginación y a tener temas de conversación entre sus lectores, además de aumentar los conocimientos de historia antigua y de culturas que, de otro modo, no tenían sentido en las letras de libros de historia.
Dioses, genios, seres inmortales, mujeres frágiles, otras astutas, guerreros invencibles, odio, guerras, aventuras sin fin, principios éticos que a veces se defendían con la espada y con la vida, desfilaban en historias cautivantes con personajes diferentes, son parte del legado de este genio escritor que vertió su imaginación fértil en obras literarias guionadas.
Creo que pasó demasiado tiempo para admitir finalmente que el trabajo de un guionista es el trabajo de un escritor. Dicho esto, Robin Wood es, entonces, el escritor paraguayo más leído de todos los tiempos. Y qué orgullo saber que salió de las campiñas del Paraguay, y recorrió el mundo entero sembrando ilusión, alegría, fantasía y esperanzas.
Gracias, admirado y querido Robin Wood por tu maravilloso legado a la literatura paraguaya… y en lo personal, gracias porque me guiaste hacia el amor a la lectura y me permitiste vivir, a la par que tus personajes, momentos inolvidables llenos de fantasía. Este homenaje fue posible gracias a que el proyecto fue adjudicado por la Secretaría Nacional de Cultura a través del Programa Fondos de Cultura para Proyectos Ciudadanos-Concursable 2021, y el valioso respaldo de la Editorial Servilibro.
PRESENTACIÓN
El álbum Dago – Hecho en Paraguay se lanza este miércoles 6 de octubre, a las 19:00, en el Paseo Leonor de la Manzana de la Rivera, en Asunción. La presentación estará a cargo de los autores Javier Viveros y Andrés Colmán Gutiérrez.