El beso del cómic que puso en jaque al alcalde de Río de Janeiro

El mandatario de la ciudad, Marcelo Crivella, había prohibido su venta en la Bienal del Libro por considerarlo «inapropiado». Sin embargo, el Supremo Tribunal Federal revirtió su orden.

En 2010, Marvel publicó en los Estados Unidos la edición de su cómic juvenil Vengadores, la cruzada de los niños #9, de 264 páginas. Seis años después comenzó a venderse en Brasil, aunque recién este fin de semana la historieta quedó en el ojo de la tormenta. El alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, ordenó un operativo de censura por una de las escenas que aparece en el libro: un beso gay entre los personajes de Wiccan y Hulkling, que en la trama tienen una relación amorosa.

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En la ilustración aparecen vestidos y abrazados. Esa escena despertó una fuerte indignación en la comunidad evangélica local y desató una puja judicial inédita para retirar los ejemplares de la Bienal del Libro de la ciudad. Los consideraban «inapropiados» para los adolescentes. Un escándalo que terminó con la intervención del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF).

A través de su cuenta de Twitter, el mandatario de Río, sobrino del dueño de la Iglesia Universal del Reino de Dios, anunció el jueves pasado que la revista no podía venderse en el evento.

«Necesitamos proteger a nuestros hijos», sostuvo en un video determinante, al indicar que el cómic difundía «contenido sexual para menores». Su aparición pública sobre este tema no fue espontánea, sino que surgió después de una ola de críticas del sector conservador que cuestionaba el beso gay entre los protagonistas. Las críticas habían empezado por WhatsApp y en poco tiempo tuvieron eco en el Gobierno.

Para garantizar que la historieta sea censurada en la Bienal, el alcalde ordenó una inspección liderada por el subsecretario de Orden Público de la ciudad, el coronel de la Policía Militar Wolney Dias, que se presentó en el evento cultural junto a un grupo de inspectores.
Sin embargo, cuando llegaron al complejo no encontraron ningún ejemplar: para el viernes ya se habían agotado. Indignados por la situación, los organizadores del evento denunciaron que el Gobierno municipal los había obligado a lacrar y embalar los libros que tenían «escenas no aptas para menores» y presentaron un amparo ante el Supremo Tribunal de Justicia.

«La dirección del festival entiende que, en caso de que algún visitante adquiera una obra que no le agrade, tiene todo el derecho de solicitar un cambio de producto, como prevé el Código de Defensa del Consumidor», argumentaron desde la Bienal, una actividad proclamada como una «fiesta cultural abierta y diversa» que propone actividades específicas dirigidas para el público LGBT.

La orden de Crivella no solo tuvo un efecto contrario en los lectores, que en un día compraron todos los números disponibles en la feria, sino que también no fue acompañada por la Justicia.

El domingo, en el último día de la exposición, el STF prohibió censurar cualquier tipo de publicación que aborde temas LGBT. Este revés judicial se convirtió en un alivio para quienes temían que esta iniciativa del alcalde fuera más allá del evento y repercutiera en la lucha de los derechos de la comunidad.

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Crivella, exobispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), fue electo en octubre de 2016 con casi el 60% de los votos, pero su popularidad se erosionó rápidamente: en marzo de 2018, el 58% de los habitantes de Río reprobaban su gestión, según la última encuesta realizada por el instituto Datafolha.