«La casta de los metabarones»: La novela gráfica donde Jodorowsky imagina el futuro

En el universo de La casta de los metabarones (Reservoir Books, 2014), la vida es un caos donde la política se remite a guerras y ataques planetarios, viajes estelares y naves apocalípticas, imperios y rebeldes que parecen vaqueros tal como en la película de George Lucas de 1977, Star Wars: Una Nueva Esperanza, a esta altura un verdadero paradigma del género.

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El libro de Alejandro Jodorowsky y Juan Giménez (el primero en el guion y el segundo en la ilustración), reúne los ocho primeros capítulos del cómic del mismo nombre en una edición para fanáticos: tapa dura sobrecubierta, impresión en formato 192 X 247 mm, con planos y bosquejos de las naves espaciales y decenas de detalles sobre cómo se gestó la alianza entre Jodorowsky y Giménez.

La promesa del título se cumple a lo largo de 576 páginas: la trama narra el origen de los metabarones, un tipo de luchadores que mediante mutilaciones empodera su casta. El libro, toma como punto de partida la historia de Othon, el hombre que tras ser castrado logra perdurar su especie gracias a Honorata, bruja y matriarca del clan.

La trama la narran dos robots del último metabaron del universo: mientras realizan sus labores domésticas, uno le cuenta al otro el origen de la familia del amo, y las causas que motivaron el presente que habitan.

Los metabarones funcionan como trogloditas del futuro. Su cosmovisión y sensibilidad se tiñen de los temores del hombre de las cavernas. Su vida, la dedican entera a la lucha, y sus pretensiones no son otras que perpetrarse como liberadores o captores del imperio. Su bondad es dudosa: más que salvar a otros, siempre intensan salvarse ellos mismos.

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Aghnar, el hijo de Othon y Honorata, fue el primero en dudar sobre la continuación de la descendencia. Fue algo así como la primera oveja negra de la familia. Y a lo largo de la lectura, el detalle se suma a otros de la misma índole. La historia completa, antes que una ágil epopeya gráfica, se lee como una sufrida novela familiar aunque sin espacios ni diálogos de reflexión, esto en vista de las emociones gélidas de los protagonistas.

Pero La casta de los metabarones no sólo es tensión y fantasía. También abundan punzantes dosis del humor de Jodorowsky, que se cuelan en satíricos diálogos que se ríen de la grandilocuencia del cómic e incluso de géneros como la ciencia ficción y el futurismo.

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Los chistes, muchas veces básicos e infantiles, poco ayudan al ritmo del relato, que termina siendo monótono y maratónico en sus últimos capítulos. Eventos y batallas abundan, aunque vacías y demasiado pomposas. El libro, eso sí, puede resultar un tesoro para los fanáticos de este cómic, que a través de una edición envidiable se les ofrece la opción de navegar por las respuestas de la saga con la misma pasión de un cristiano leyendo la biblia.

Fuente: Me gusta Leer