La Tortuga Roja la primera co-producción extranjera de Studio Ghibli

Studio Ghibli presenta su primera coproducción extranjera, un proyecto para el que han hecho falta diez años de esfuerzos. El holandés Michaël Dudok de Wit, galardonado con un Óscar al mejor cortometraje de animación por Padre e hija, dirige esta obra de belleza minimalista que muestra los misterios de la vida y la naturaleza.

Información básica

Obra original, guión y dirección: Michaël Dudok de Wit
Guión: Pascale Ferran
Producción artística: Takahata Isao
Producción: Suzuki Toshio y Vincent Maraval
Banda sonora: Laurant Pérez Del Mar
Producción: Studio Ghibli y Wild Bunch
Año: 2016
País: Japón, Francia y Bélgica
Distribución: Tōhō
Duración: 81 minutos
Fecha de estreno en Japón: sábado 17 de septiembre
Sitio web oficial (en japonés): http://red-turtle.jp/
Facebook: https://www.facebook.com/redturtle.movie/

Aspectos destacados

Michaël Dudok de Wit goza de fama mundial, desde la década de 1990, como director de cortometrajes de animación. Una de sus obras más representativas es Padre e hija, galardonada con un Óscar al mejor cortometraje de animación en 2000, entre otros premios. Resulta raro que La tortuga roja sea el primer largometraje de este realizador tan laureado, que ha esperado a superar los 60 años para adentrarse en la elaboración de filmes de mayor duración.

A Dudok de Wit apenas le interesaban los largometrajes. “Algunos amigos que habían viajado a California tras recibir ofertas laborales volvieron decepcionados de allí cuando los productores decidieron cambiar las ideas que ellos habían presentado. Sin embargo, con Ghibli fue diferente”, confiesa el director. Decidió atreverse con una película de mayor duración debido a que en el estudio japonés, que tanto admira, le dijeron que se respetaba la voluntad del director en todos los aspectos.

Para escribir el guión, viajó a una pequeña isla de las Seychelles. Allí se alojó en la casa de una familia local, alejado de los complejos hoteleros, y se dedicó a pasear en soledad. Pensaba contar la historia de un hombre que naufraga en una isla desierta, de ahí que fuera necesario tomar miles de fotografías del paisaje. Tenía que ser una naturaleza salvaje e intacta. “No puede tratarse de un lugar que le vaya a gustar al protagonista, víctima de un naufragio, ya que quiere salir de la isla y regresar a su hogar a toda costa”, comenta el director.

A partir de entonces comenzaría un trabajo de larga duración comparable al de quien construye una balsa y se lanza a flotar en el océano. Y así fue como pasaron diez años desde que tuvo la idea hasta que se materializó por completo. No obstante, la diferencia entre quien se encuentra en una isla desierta y el director es que, en el caso de este último, tenía un interlocutor: Ghibli.

Para el estudio japonés, su primer coproducción extranjera era un reto; y ese reto tuvo sus frutos cuando la película recibió el premio del jurado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cine de Cannes. Los críticos cinematográficos franceses, famosos por su dureza, la alabaron de forma unánime: “Una obra maestra inmortal”, publicó el periódico 20 minutes; según la revista L’Express, “Una película perfecta”. Son pocas las obras que reciben halagos tan simples como estos. Isabelle Regnier, del periódico Le Monde, fue la única que tuvo palabras ligeramente negativas para el director, de quien dijo que se le daban mejor los cortometrajes. Según Regnier, la película “se tranquiliza” en la segunda mitad. A decir verdad, es cierto que la historia da un giro considerable en esta parte, pero el espectador debe verlo y reflexionar por sí mismo. La periodista gala reconoce, no obstante, su fascinación por la belleza de las abrumadoras imágenes que la tuvieron pegada a la pantalla desde el principio hasta el final de un largometraje mudo.

Tráiler

Fuente: Nippon (en japonés)