La década de los setenta vio el inicio de las historias con conciencia social en los cómics comerciales, con tramas que de forma inocente, y ciertamente simplista, buscaban dar un mensaje de hermandad e inclusión.
En I’m Curious (Black), Luisa Lane tiene la oportunidad de escribir un artículo sobre Little Africa, la comunidad afroamericana de Metrópolis, pero pronto descubre que su entusiasmo no es compartido por sus habitantes. Maestros, adolescentes, madres e incluso una anciana ciega que detecta su «blancura» cuando la escucha hablar. Todos la esquivan aunque Lois no comparte los prejuicios de los que la acusan.
Frustrada, pide a Superman que la ayude convirtiéndola en una mujer de color. Este la lleva a su Fortaleza de la Soledad y con la máquina Plastimold, la transforma en una mujer negra por 24 horas.
El baño de realidad comienza cuando intenta tomar un taxi y al viajar en metro; la vida como los «otros» no es tan fácil.
Poco después, se encuentra con un hombre llamado Dave Stevens que dice reconocerla; es uno de los que la llamó «blanquita».
Dave persigue a unos adolescentes que negocian mercancía robada e intenta detenerlos, uno de ellos le dispara.
Superman llega lo lleva a un hospital. Los médicos informan que Dave necesita una transfusión, pero no tienen su tipo de sangre (el raro O-) en stock debido a la falta de recursos. Luisa es compatible y se ofrece como donadora.
Después de la transfusión, Luisa pregunta a Superman si se casaría con ella incluso si fuera negra. Él le responde con las implicaciones raciales de su pregunta y cómo él también es un extranjero, y antes de que ella pueda decir algo, regresa a su estado normal. Una enfermera les dice que Dave está preguntando por ella y entra en pánico por su posible reacción al verla como es en realidad.
Superman le dice que debe verlo o nunca lo sabrá, pues si aún con su sangre en sus venas no la acepta, nunca podrá haber paz en el mundo.
La historia plantea el racismo les ocurre por igual a las personas blancas y negras pero que al final todos compartimos la misma sangre. Luisa no se transforma porque le importe que Metrópolis esté tan segregada, lo hace porque quiere obtener un premio por su artículo, pero al colocarse en los zapatos de los demás, su perspectiva cambia. Este cómic ha quedado perdida en los viejos libreros, generando poco impacto en su momento, pero dando píe a múltiples críticas y sobre análisis en los años posteriores.
¿Es tan importante lo que un cómic intente decirle a los jóvenes sobre la discriminación? Probablemente sí, pues mucho formaron sus concepciones de la justicia basados en los hombres con mallas, pero el verdadero alcance de esta trama fue dar pie a otras que exploraron el tema con mayor seriedad y profundidad, aún cuando el tiempo termine desvirtuando o ridiculizando estos intentos.
Cada cierto tiempo, Superman’s Girlfriend: Lois Lane #106 es objeto de ataque por activistas, pero su importancia histórica es tal que está conservado y catalogado como el articulo 1988.3095.23 en el Museo Nacional de Historia Americana del Instituto Smithsonian.
La historia se publicó en México en marzo de 1972.