Charlie Brooker es principalmente conocido por ser la mente pensante detrás de ‘Black Mirror’, serie que parece haber dejado atrás porque creía que el mundo ya era demasiado oscuro para hacer una sexta temporada. Él mismo confesó que ahora le apetecía más explorar su vis cómica, fruto de la cual ya pudimos ver ‘A la mierda el 2020’ y su secuela.
Ahora vuelve a mostrar su lado más cómico con ‘El gato caco’, una genial película interactiva animada que es lo mejor que nos ha dado hasta ahora.
Inspirada en el estilo Tex Avery y puliendo todo lo que ya había aprendido en ‘Bandersnatch’, aquí nos propone una maravillosa obra animada que se preocupa en hacérselo pasar en grande al espectador elija la opción que elija.
Una maravilla
La base argumental de ‘El gato caco’ es bastante sencilla y daría normalmente para un cortometraje de unos 10-15 minutos de duración: un gato decide robar una valiosa obra de arte de un museo, pero el perro que ejerce como vigilante allí tendrá que hacer todo lo que esté en su mano para evitarlo.
Eso llevará al espectador a tener que sortear diferentes obstáculos, desde saltar el muro en los aledaños del museo hasta conseguir la llave para poder entrar en la sala donde se encuentra la obra de arte. El éxito de su misión no depende de que elijamos que le vaya bien o mal, sino de responder tres preguntas de forma correcta. Si acertamos todas, logrará su propósito, pero de lo contrario fallará y acabará perdiendo una de las tres vidas con las que contamos.
El propio guion de Mike Hollingsworth y James Bowman nos explica por qué son tres vidas y no siete, amén de otros detalles básicos para entender bien la mecánica de ‘El gato caco’. El mérito está en que consigue hacerlo manteniendo el tono humorístico que domina la función. Ahí la consistencia es indiscutible, oscilando entre lo simpático en el peor de los casos y la carcajada cuando están especialmente inspirados.
A todo eso se aplica una lógica del mundo de los dibujos animados en los que lo imposible está permitido pero siguiendo siempre un patrón para que no acabe siendo un mero sinsentido. Lo que importa aquí es tener un ritmo vivo con bromas de forma casi constante, pero integrándolas dentro de la historia en lugar de reducirla a su mínima expresión.
Todo muy cuidado
Además, los responsables de ‘El gato caco’ han cuidado mucho la gran cantidad de opciones resultantes de cada decisión, para que si decides volver a empezar, sea porque hayas logrado robar el cuatro o porque hayas fallado miserablemente en tu empeño, todo se sienta nuevo. Es verdad que a la larga se acabarán repitiendo situaciones, pero si has optado por volver a jugar tantas veces, es muy buena señal.
La animación de ‘El gato caco’ también nos retrotrae a los años dorados de los Looney Tunes. A su manera podría decirse que juega ahí un poco con el factor nostalgia, pero lo hace para crear algo con identidad propia, algo que incluso se percibe dentro de la mayoría de preguntas a las que has de responder, donde muchas veces una de las dos opciones de respuesta resulta tan absurda que estás hasta tentado de fallar aposta.
Tampoco me olvido del uso del humor, donde hay una clara tendencia al slapstick para que todo tenga un componente más físico que nos haga pensar que cualquier cosa podría pasar, incluso soluciones imposibles como que los personajes se quiten la piel. Eso sí, no hay ningún tipo de regodeo en el uso de la violencia, ya que es más un motor para que la cosa avance y encontrar nuevas bromas en situaciones similares sin acabar cayendo en lo repetitivo.
De hecho, no se me ocurre nada negativo que decir en su contra. Habrá quien simplemente no compre el gimmick de lo interactivo y simplemente hubiese preferido una narración lineal clara, pero precisamente eso es lo que ayuda a convertir a ‘El gato caco’ en algo único y especial, donde además todo está cuidado hasta el último detalle.
En resumidas cuentas
‘El gato caco’ es un pequeño milagro. Había muchas cosas que podría salir mal a poco que sus responsables descuidasen algún detalle de la obra, pero lo cierto es que es una propuesta frenética pero no caótica con la que seguramente te rías más que con cualquiera de las comedias que se estrenen a lo largo de este 2022. Menuda gozada.